Cuando Daymond John convirtió a FUBU de un $40 presupuesto en una potencia de la moda valorada en $6 mil millones, no solo estaba creando una marca de ropa—estaba aprendiendo lecciones a la fuerza. Ahora, como inversor en Shark Tank y mentor empresarial de 55 años, John mira hacia atrás en su trayectoria con una claridad implacable sobre qué fue lo que más lo desvió en su camino hacia ese patrimonio neto de $350 millones.
La perspectiva que comparte no se trata de sincronización de mercado ni estrategia de producto. Es algo mucho más fundamental.
La actitud que destruye relaciones
Al reflexionar sobre el peor consejo que ha recibido, Daymond John señala una verdad incómoda sobre cómo operan las personas exitosas. Algunos asesores le dijeron que una vez que tienes capital, las personas se vuelven prescindibles—activos desechables en tu ascenso. John rechaza esto por completo.
“Cuando descartas a las personas, eso es horrible,” explica. Esta mentalidad, cree, representa una corrupción de la riqueza misma. El dinero no otorga permiso para tratar a las personas como herramientas temporales. Ya tengan recursos limitados o significativos, esta filosofía de abandono crea un éxito vacío.
La bancarrota oculta: falta de fundamentos financieros
La propia historia de John incluye un patrón de advertencia que la mayoría de los emprendedores no discuten abiertamente. Casi colapsó financieramente tres veces a lo largo de su carrera—dos veces estando en la ruina, y una vez siendo rentable. El culpable no fue mala suerte ni fuerzas del mercado. Fue un ingrediente faltante: inteligencia financiera.
Crecer sin conocimientos sobre la riqueza generacional cambió su trayectoria. A diferencia de familias con tradiciones de dinero establecidas que transmiten sabiduría de inversión, John tuvo que enseñarse a sí mismo. “No teníamos un abuelo que nos explicara estas cosas,” recuerda. Incluso el acceso a la información era limitado hace décadas. La brecha entre oportunidad y comprensión casi destruye lo que había construido.
Por qué el 65% de los mayores ingresos se arruinan
Este déficit en alfabetización financiera va mucho más allá de emprendedores como John. La investigación muestra que aproximadamente el 65% de los atletas profesionales y ganadores de lotería enfrentan bancarrota en los tres años posteriores a dejar su deporte o recoger sus premios.
La cultura responde con juicio: “Lo arruinaron.” Pero John desafía esta narrativa con firmeza. Estas personas compitieron contra millones para alcanzar un estatus de élite. Su fracaso no fue carácter—fue educación. Nadie les enseñó gestión del dinero. Como lo enmarca John: “No sabes lo que no sabes.”
Construir la próxima generación de manera diferente
Reconociendo esta falla sistémica, John lanzó “Little Daymond Learns to Earn,” un proyecto diseñado para cambiar la forma en que las escuelas e instituciones abordan la educación financiera. Su objetivo no es solo publicar—es catalizar un cambio institucional. Trabaja para integrar la alfabetización financiera en los sistemas escolares de las principales ciudades, en colaboración con celebridades, bancos y organizaciones educativas para normalizar esta conversación.
La misión es personal. Si las personas más ricas y talentosas de Estados Unidos pueden quedar financieramente devastadas por la ignorancia, entonces todos merecen una mejor preparación. Para John, esto se convierte en la lección empresarial definitiva: el consejo que vale la pena dar no trata de hacer dinero—sino de conservarlo, entenderlo y transmitir lo que generaciones anteriores retuvieron.
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De $40 a $350 millones: Lo que Daymond John desearía haber sabido sobre los negocios
Cuando Daymond John convirtió a FUBU de un $40 presupuesto en una potencia de la moda valorada en $6 mil millones, no solo estaba creando una marca de ropa—estaba aprendiendo lecciones a la fuerza. Ahora, como inversor en Shark Tank y mentor empresarial de 55 años, John mira hacia atrás en su trayectoria con una claridad implacable sobre qué fue lo que más lo desvió en su camino hacia ese patrimonio neto de $350 millones.
La perspectiva que comparte no se trata de sincronización de mercado ni estrategia de producto. Es algo mucho más fundamental.
La actitud que destruye relaciones
Al reflexionar sobre el peor consejo que ha recibido, Daymond John señala una verdad incómoda sobre cómo operan las personas exitosas. Algunos asesores le dijeron que una vez que tienes capital, las personas se vuelven prescindibles—activos desechables en tu ascenso. John rechaza esto por completo.
“Cuando descartas a las personas, eso es horrible,” explica. Esta mentalidad, cree, representa una corrupción de la riqueza misma. El dinero no otorga permiso para tratar a las personas como herramientas temporales. Ya tengan recursos limitados o significativos, esta filosofía de abandono crea un éxito vacío.
La bancarrota oculta: falta de fundamentos financieros
La propia historia de John incluye un patrón de advertencia que la mayoría de los emprendedores no discuten abiertamente. Casi colapsó financieramente tres veces a lo largo de su carrera—dos veces estando en la ruina, y una vez siendo rentable. El culpable no fue mala suerte ni fuerzas del mercado. Fue un ingrediente faltante: inteligencia financiera.
Crecer sin conocimientos sobre la riqueza generacional cambió su trayectoria. A diferencia de familias con tradiciones de dinero establecidas que transmiten sabiduría de inversión, John tuvo que enseñarse a sí mismo. “No teníamos un abuelo que nos explicara estas cosas,” recuerda. Incluso el acceso a la información era limitado hace décadas. La brecha entre oportunidad y comprensión casi destruye lo que había construido.
Por qué el 65% de los mayores ingresos se arruinan
Este déficit en alfabetización financiera va mucho más allá de emprendedores como John. La investigación muestra que aproximadamente el 65% de los atletas profesionales y ganadores de lotería enfrentan bancarrota en los tres años posteriores a dejar su deporte o recoger sus premios.
La cultura responde con juicio: “Lo arruinaron.” Pero John desafía esta narrativa con firmeza. Estas personas compitieron contra millones para alcanzar un estatus de élite. Su fracaso no fue carácter—fue educación. Nadie les enseñó gestión del dinero. Como lo enmarca John: “No sabes lo que no sabes.”
Construir la próxima generación de manera diferente
Reconociendo esta falla sistémica, John lanzó “Little Daymond Learns to Earn,” un proyecto diseñado para cambiar la forma en que las escuelas e instituciones abordan la educación financiera. Su objetivo no es solo publicar—es catalizar un cambio institucional. Trabaja para integrar la alfabetización financiera en los sistemas escolares de las principales ciudades, en colaboración con celebridades, bancos y organizaciones educativas para normalizar esta conversación.
La misión es personal. Si las personas más ricas y talentosas de Estados Unidos pueden quedar financieramente devastadas por la ignorancia, entonces todos merecen una mejor preparación. Para John, esto se convierte en la lección empresarial definitiva: el consejo que vale la pena dar no trata de hacer dinero—sino de conservarlo, entenderlo y transmitir lo que generaciones anteriores retuvieron.