La verdad, después de tantos años peleando en el mercado cripto, he probado no menos de ochenta o cien métodos de trading. Pero lo que realmente me ha permitido obtener beneficios estables es, curiosamente, una estrategia que parece bastante “simple”: mirar la tendencia en el gráfico mensual, buscar puntos de entrada en el diario y usar la media móvil de 60 días como línea vital.

Primero, cómo selecciono las monedas. Suelo fijarme en el ranking de subidas de los últimos 11 días, pero no persigo cualquier subida. ¿Aquellas que llevan más de tres días cayendo? Las descarto directamente; lo más probable es que los grandes ya hayan salido y no es fácil ganar dinero haciendo de "primo". De las monedas candidatas que quedan, paso a la temporalidad mensual y miro el MACD: si no hay cruce dorado, ni me acerco. Es la señal de confirmación en el ciclo largo, así evito que la volatilidad me saque del juego.

Después toca tener paciencia. Vuelvo al gráfico diario y vigilo la media móvil de 60 días. Si el precio retrocede hasta esa línea y aparece una vela con volumen, esa es la señal para entrar fuerte. ¿Por qué la media de 60? Porque es como una goma elástica: si se aleja mucho, suele volver; pero si la rompe a la baja, es que la cosa va mal.

Una vez dentro, no hay que quedarse sentado a esperar. Hay que saber salir por partes: cuando suba un 30%, vendo un tercio para asegurar beneficios; al llegar al 50%, vendo otro tercio. ¿El resto? O pillo una subida mayor, o espero a que la media de 60 me saque del mercado.

Aquí hay una regla de oro: si al día siguiente de comprar el precio rompe la media de 60 días, no lo dudes y vende todo. Sé que muchos piensan “igual rebota si espero”, pero el mercado no va a cambiar por tu esperanza. Aunque con el doble filtro de mensual y diario la probabilidad de ruptura es baja, la gestión del riesgo es fundamental: un error puede dejarte fuera para siempre.

El capital es mil veces más importante que el beneficio. No pasa nada por vender antes de tiempo; ya habrá otra oportunidad de volver a comprar cuando se den las condiciones. Lo realmente peligroso es quedarse a cero; ni los milagros te salvan en ese caso. El mercado siempre cambia: aferrarte a dogmas solo te llevará a la ruina; la flexibilidad es la clave para sobrevivir a largo plazo.