El último informe de investigación sobre stablecoins publicado por el Fondo Monetario Internacional ha echado un jarro de agua fría sobre el mercado de criptomonedas: el aparentemente próspero ecosistema de las stablecoins está gestando una crisis de soberanía monetaria invisible.
Primero, hablemos del lado positivo. Las stablecoins realmente han resuelto numerosos problemas reales: las transferencias transfronterizas llegan en cuestión de minutos, con comisiones tan bajas que los bancos tradicionales ni siquiera pueden imaginarlo; los pequeños comerciantes de zonas remotas pueden recibir pagos directamente, sin tener que recorrer decenas de kilómetros para abrir una cuenta bancaria. Esta experiencia de pago "desintermediada" ha permitido que millones de personas sin acceso bancario en todo el mundo prueben por primera vez las ventajas de las finanzas modernas.
Pero la otra cara de la moneda no es tan bonita. Cuando los residentes de un país se acostumbran a usar $USDT para comprar alimentos o pagar salarios, la moneda local acaba siendo marginada. ¿El banco central quiere estimular la economía ajustando los tipos de interés? Lo siento, pero si todos tienen stablecoins en dólares, tus herramientas de política prácticamente dejan de funcionar. Lo más preocupante es que la fuga de capitales se vuelve sumamente sencilla: con unas pocas operaciones en la cadena, mil millones de dólares pueden salir silenciosamente de un país emergente, dejando el caos tras de sí.
Este riesgo no puede ser contenido por ningún país simplemente cerrando sus puertas. Las stablecoins son, por naturaleza, productos globales y los flujos de capital no reconocen fronteras nacionales. Si el país A endurece la regulación, los fondos se trasladan de inmediato a la bolsa del país B; si revienta una stablecoin en el país C, el efecto dominó puede afectar a todo el sistema financiero regional.
Por eso, la recomendación del FMI es muy clara: los países deben dejar espacio para la innovación, pero también vigilar de cerca los puntos de riesgo. Lo fundamental es no luchar cada uno por su cuenta: los estándares regulatorios deben alinearse y la información debe compartirse. Al fin y al cabo, las stablecoins son un arma de doble filo: bien gestionadas, pueden fomentar la inclusión financiera; mal gestionadas, son una bomba de relojería financiera. La cuestión ahora es si los reguladores globales serán capaces de ir más rápido que la expansión del mercado.
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DeFiAlchemist
· hace14h
*ajusta instrumentos alquímicos* el FMI acaba de revelar lo que ya sabíamos en las sombras: las stablecoins están transmutando la propia soberanía en vapor. La optimización del rendimiento de los flujos de capital sin fronteras acabará por calcificarse en un contagio sistémico.
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HappyToBeDumped
· hace14h
De verdad, esta vez el FMI ha sido muy directo, ha dado justo en el clavo.
No se equivoca, los bancos centrales de los países pequeños están realmente impotentes ahora.
Si el USDT se convierte en la corriente principal, la moneda local se volverá papel mojado, eso es lo verdaderamente aterrador.
¿Cómo van a poder los reguladores ir por delante del mercado? Es imposible.
La fuga de capitales se completa en cuestión de segundos, no hay forma de detenerla.
Por eso las stablecoins han cambiado las reglas del juego, las políticas nacionales ya no sirven de nada.
Si analizamos los riesgos, el bitcoin es hasta más fácil de manejar.
La reacción en cadena ya ha comenzado, todos somos testigos de ello.
Entonces, ¿esto significa que hay que acumular stablecoins o huir? Estoy un poco confundido.
En última instancia, quien gane será quien establezca las reglas.
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ZKSherlock
· hace14h
En realidad... el informe del FMI subestima el problema real aquí. Todo el mundo está tan centrado en el ángulo de la soberanía que están pasando por alto los elementos criptográficos en juego: las stablecoins no ofrecen garantías de privacidad *inherentes*, lo que significa que cada transacción de USDT es básicamente un libro mayor transparente para el control de capitales. El riesgo de vigilancia es sinceramente peor que la preocupación por la política monetaria que están exagerando.
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SleepTrader
· hace15h
Esta vez el FMI no se equivoca, pero ¿pretender una regulación unificada entre países? Ja, ni soñarlo.
El flujo de capital no se puede controlar tan fácilmente; los verdaderos jugadores ya tienen sus planes de respaldo.
Por cierto, la inclusión financiera que aportan las stablecoins es realmente atractiva, pero estar atados al dólar también es muy frustrante.
La parte sobre la ineficacia de las políticas de los bancos centrales da justo en el clavo; los países emergentes deben de estar al borde de las lágrimas.
La regulación nunca puede ir tan rápido como el mercado, esa frase duele de verdad.
En el fondo, todo se reduce a buscar el equilibrio, pero conseguirlo no es nada fácil.
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FlashLoanKing
· hace15h
El FMI vuelve a ser pesimista, siempre igual. Aunque algo de razón sí que tienen, los países pequeños realmente pueden quedar atados al dólar.
La regulación nunca va a poder ir por delante, ese es el verdadero problema.
El mundo está patas arriba y el USDT subiendo de precio, jajaja.
Las stablecoins son inclusivas, sí, pero que lleguen a dejar sin efecto al banco central es preocupante.
¿La regulación puede evitar la fuga de capitales? Yo, la verdad, no me lo creo.
Por eso sigo holdeando mis propias monedas, nadie puede controlarlas.
Otra vez empiezan a atacar, pero el mercado está cada vez más caliente, es irónico.
El último informe de investigación sobre stablecoins publicado por el Fondo Monetario Internacional ha echado un jarro de agua fría sobre el mercado de criptomonedas: el aparentemente próspero ecosistema de las stablecoins está gestando una crisis de soberanía monetaria invisible.
Primero, hablemos del lado positivo. Las stablecoins realmente han resuelto numerosos problemas reales: las transferencias transfronterizas llegan en cuestión de minutos, con comisiones tan bajas que los bancos tradicionales ni siquiera pueden imaginarlo; los pequeños comerciantes de zonas remotas pueden recibir pagos directamente, sin tener que recorrer decenas de kilómetros para abrir una cuenta bancaria. Esta experiencia de pago "desintermediada" ha permitido que millones de personas sin acceso bancario en todo el mundo prueben por primera vez las ventajas de las finanzas modernas.
Pero la otra cara de la moneda no es tan bonita. Cuando los residentes de un país se acostumbran a usar $USDT para comprar alimentos o pagar salarios, la moneda local acaba siendo marginada. ¿El banco central quiere estimular la economía ajustando los tipos de interés? Lo siento, pero si todos tienen stablecoins en dólares, tus herramientas de política prácticamente dejan de funcionar. Lo más preocupante es que la fuga de capitales se vuelve sumamente sencilla: con unas pocas operaciones en la cadena, mil millones de dólares pueden salir silenciosamente de un país emergente, dejando el caos tras de sí.
Este riesgo no puede ser contenido por ningún país simplemente cerrando sus puertas. Las stablecoins son, por naturaleza, productos globales y los flujos de capital no reconocen fronteras nacionales. Si el país A endurece la regulación, los fondos se trasladan de inmediato a la bolsa del país B; si revienta una stablecoin en el país C, el efecto dominó puede afectar a todo el sistema financiero regional.
Por eso, la recomendación del FMI es muy clara: los países deben dejar espacio para la innovación, pero también vigilar de cerca los puntos de riesgo. Lo fundamental es no luchar cada uno por su cuenta: los estándares regulatorios deben alinearse y la información debe compartirse. Al fin y al cabo, las stablecoins son un arma de doble filo: bien gestionadas, pueden fomentar la inclusión financiera; mal gestionadas, son una bomba de relojería financiera. La cuestión ahora es si los reguladores globales serán capaces de ir más rápido que la expansión del mercado.