El Fondo Monetario Internacional acaba de lanzar una advertencia bastante seria sobre las stablecoins: les preocupa que estos activos puedan empezar a reemplazar las monedas locales y dificultar la capacidad de los bancos centrales para controlar su política monetaria. ¿La verdadera preocupación? Los pagos transfronterizos y las wallets no custodiales, donde los reguladores tienen prácticamente cero visibilidad.

Un dato impactante: el 97% de las stablecoins existentes están vinculadas al dólar estadounidense. Básicamente, el FMI está diciendo que los gobiernos deberían pensárselo dos veces antes de permitir que cualquier activo digital se convierta en moneda de curso legal. Mientras tanto, la adopción está explotando en los mercados africanos, donde la gente recurre a las stablecoins más rápido de lo que la banca tradicional puede seguir el ritmo.

La institución está presionando con fuerza contra el uso de las criptomonedas como moneda oficial, pero la realidad sobre el terreno es distinta, especialmente en regiones donde el acceso al dólar es limitado y la inflación es elevada. Esta tensión entre la cautela regulatoria y la adopción a nivel popular no va a desaparecer pronto.