
Fuente: https://www.goldmansachs.com/
El precio del oro ha subido de forma constante en los últimos años, desafiando la percepción tradicional de muchos inversores de que el oro es únicamente una reserva de valor. Esta tendencia se ha intensificado en 2025, con el oro marcando máximos históricos de manera recurrente y consolidándose como un activo clave en la asignación global de capital.
A finales de 2025, Goldman Sachs publicó un informe de referencia en el que elevó notablemente su previsión para el precio del oro a finales de 2026, de 4 300 $ por onza a 4 900 $ por onza. Esta decisión no solo pone de manifiesto la firme apuesta alcista de Wall Street por el oro, sino que también se interpreta como una señal del inicio de un nuevo ciclo alcista de largo plazo.
Ante la creciente incertidumbre geopolítica y la mayor volatilidad de los activos en dólares, cada vez más países aceleran la acumulación de reservas de oro.
En los últimos años, las compras de oro por parte de los bancos centrales han alcanzado máximos históricos, y esta dinámica se mantiene en 2025.
En consecuencia, la “demanda base” de oro sigue creciendo.
Con una inflación global más persistente y una pérdida clara de poder adquisitivo, cada vez más inversores particulares e institucionales reevalúan el papel del oro.
Especialmente en EE. UU. y Europa, los grandes gestores de activos clasifican el oro como “asignación estratégica” y no solo como cobertura táctica.
El oro deja de ser “bueno tenerlo” para convertirse en “imprescindible”.
La previsión de Goldman Sachs se apoya en parte en su perspectiva macroeconómica:
Como “activo sin rendimiento”, el coste de oportunidad del oro disminuye en entornos de tipos bajos o en descenso, lo que respalda valoraciones más elevadas.
Algunos analistas consideran 4 900 $ como “objetivo base”, con posibilidades de que el precio real supere las expectativas.
Entre los factores que pueden impulsar aún más el precio destacan:
Esto apunta a que el oro podría entrar en un superciclo alcista similar al de 2005–2011.
Los inversores deben vigilar varias variables clave:
Oro y dólar suelen evolucionar en sentidos opuestos. Si la economía estadounidense supera expectativas y el dólar se fortalece, el rally del oro podría frenarse.
Unos tipos más altos aumentan el coste de oportunidad de mantener oro.
El mercado del oro es relativamente pequeño. Flujos de capital grandes y concentrados pueden amplificar la volatilidad.
Ante la inflación, la depreciación de divisas y el aumento del riesgo geopolítico, el valor estratégico del oro se refuerza.
Evite comprar en máximos. Utilice estrategias de coste medio o entradas escalonadas.
Estos factores impactan directamente en la evolución del precio del oro.
El oro es un activo estable, pero no es una solución universal. Para construir una cartera resiliente es necesario combinar acciones, bonos, liquidez y oro.
La revisión al alza de Goldman Sachs a un objetivo de 4 900 $ supone una clara muestra de confianza en el mercado. Refleja un cambio en el entorno macroeconómico, en el orden geopolítico y una nueva era de revalorización global de activos.
Para quienes buscan crecimiento estable y cobertura de riesgos, el oro es mucho más que una operación a corto plazo: es un activo estratégico a largo plazo.





