
El entorno regulatorio de las ICO de criptomonedas y las ofertas de activos digitales ha cambiado de manera fundamental bajo la dirección del presidente de la SEC, Paul Atkins. El 29 de mayo de 2025, la División de Finanzas Corporativas de la SEC publicó una declaración trascendental que concluye que ciertas actividades de staking en protocolos quedan totalmente fuera de la jurisdicción de la SEC. Esto supone una ruptura radical respecto a la postura previamente agresiva del organismo, que consideraba prácticamente todas las ICO y ofertas de tokens como valores sujetos a registro federal. Este giro refleja una revisión exhaustiva de la clasificación y regulación de las ventas de criptoactivos por parte de la SEC, poniendo fin al enfoque uniforme que durante años ha limitado la innovación blockchain. El marco modernizado de Atkins, implementado a través de Project Crypto, reconoce que no todos los activos digitales se consideran contratos de inversión según el test de Howey. La declaración sobre staking se suma a orientaciones previas que establecen que las actividades de minería en protocolos proof-of-work tampoco se clasifican como valores. Estas novedades demuestran que la SEC diferencia entre tokens que realmente otorgan intereses financieros en empresas y aquellos que cumplen funciones operativas dentro de redes descentralizadas. Las implicaciones son relevantes para los emprendedores de Web3, que han operado en un marco regulatorio opaco. Antes, la SEC presumía que las ofertas de activos digitales eran valores, exigiendo a los emisores probar que sus tokens calificaban para exenciones. Ahora, los proyectos tokenizados pueden operar con mayor claridad sobre cuáles ofertas quedan fuera del alcance de la SEC. Esta reorientación política reconoce que la regulación indiscriminada de valores frena el desarrollo tecnológico sin aportar proporcionalmente a la protección del inversor.
La nueva orientación de la SEC marca límites claros entre las ofertas cripto que requieren cumplimiento de valores y las que operan en espacios regulatorios indefinidos. Conocer estas categorías es esencial para desarrolladores blockchain y profesionales legales que toman decisiones sobre lanzamientos.
Los tokens de staking y las actividades de minería proof-of-work constituyen la primera gran categoría fuera de la jurisdicción de la SEC. Cuando los titulares de tokens participan en staking (bloqueando criptoactivos para validar transacciones y obtener recompensas), desempeñan un papel activo en la red, no un contrato de inversión. La SEC determinó que el staking no requiere registro de valores, porque los participantes validan la red mediante trabajo real, en lugar de depender de intermediarios. El staking líquido, donde los titulares delegan activos a proveedores, también queda fuera de las leyes de valores si está bien estructurado. La clave es si los titulares de tokens tienen una utilidad funcional genuina en el protocolo o si esperan retornos pasivos gestionados por terceros. Las recompensas de minería obtenidas por trabajo computacional también quedan fuera de la clasificación de valores. En abril de 2025, el personal de la SEC aclaró que la minería cripto, tanto proof-of-work tradicional como otros consensos, no constituye una transacción de valores. Los mineros aportan recursos y labor a cambio de tokens que reflejan su contribución a la seguridad y funcionamiento de la red. Esto contrasta con la minería en la nube, donde los participantes pagan a intermediarios, creando acuerdos que históricamente han activado el análisis de Howey por la dependencia de terceros.
Los tokens utilitarios, que representan bienes y servicios consumibles en redes descentralizadas, forman la segunda categoría que evita el tratamiento como valores. Según el marco del informe DAO de la SEC, los activos digitales vendidos principalmente para adquirir bienes o servicios en sus redes no son contratos de inversión. Un token distribuido únicamente para facilitar transacciones en una aplicación blockchain, sin expectativa de que su valor dependa del operador de la red, no se clasifica como valor. El punto clave es si los compradores esperan una apreciación financiera dependiente del emisor, o si obtienen herramientas funcionales para participar en la red. Tokens que permiten interacciones con smart contracts, votaciones de gobernanza sin interés financiero, o acceso a servicios de la plataforma, reciben tratamiento regulatorio distinto de los tokens promocionados como fuentes de ingreso pasivo. La SEC exige examinar el propósito y la promoción de la oferta, distinguiendo entre solicitudes de inversión y habilitación funcional de la red.
Las criptomonedas nativas suficientemente descentralizadas constituyen la tercera categoría fuera del alcance de la SEC. Bitcoin y Ether son los ejemplos más reconocidos. La SEC ha declarado explícitamente que estas criptomonedas no son valores, reconociendo su estado de redes maduras y descentralizadas en las que ninguna entidad controla el protocolo ni el desarrollo. Otras redes blockchain con gobernanza distribuida también escapan a la clasificación como valores. Un jurado federal en Connecticut reforzó este principio en noviembre de 2021, al determinar que ciertos activos digitales no eran valores, contradiciendo la presunción de la SEC sobre la necesidad de cumplimiento de valores. La decisión en Audet v. Fraser fijó que los tokens que cumplen criterios de descentralización pueden funcionar como no-valores, pese a expectativas de apreciación. Este precedente desmanteló la idea de que cualquier activo que se aprecie en mercados secundarios es automáticamente un valor. El test de Howey sigue vigente, pero su aplicación a redes maduras y descentralizadas produce conclusiones distintas respecto a las ICO con control concentrado.
| Categoría de token | Estado regulatorio | Factor clave distintivo |
|---|---|---|
| Tokens de staking y minería | Fuera de la jurisdicción de la SEC | Tokens obtenidos por participación activa y trabajo en la red |
| Tokens utilitarios | Fuera de la jurisdicción de la SEC | Tokens que proporcionan bienes/servicios consumibles en redes |
| Criptomonedas nativas descentralizadas | Fuera de la jurisdicción de la SEC | Redes maduras con gobernanza distribuida y sin control central |
| Tokens ICO enfocados en inversión | Valores | Tokens promocionados como ingresos pasivos derivados del emisor |
Aunque el nuevo marco de la SEC libera muchas ofertas cripto de la regulación de valores, los tokens digitales que representan participaciones empresariales, obligaciones de deuda o instrumentos financieros siguen sujetos a la normativa federal de valores. Esta categoría incluye acciones tokenizadas, valores de deuda y productos estructurados, todos obligados a cumplir los requisitos de registro de la SEC o a obtener las exenciones pertinentes.
Los valores tokenizados son el reverso de los tokens utilitarios. Cuando los proyectos blockchain emiten tokens que otorgan a sus titulares participaciones accionarias, derechos sobre beneficios o reclamaciones sobre activos, la jurisdicción de la SEC se aplica de inmediato. Una oferta de tokens que promete a los inversores retornos porcentuales de ingresos o comisiones, cuyo valor depende del éxito operacional del emisor, cumple el test de Howey y activa la clasificación como valor. Las características funcionales de la empresa pesan más que la forma digital del activo. La SEC enfatiza que convertir un derecho de valor en blockchain no lo transforma en un activo no regulado. Proyectos que ofrecen propiedad fraccionada de bienes raíces, participaciones en startups tecnológicas o bonos tokenizados deben cumplir los requisitos de registro o acogerse a exenciones como las del Reglamento D. Las acciones de la SEC demuestran su compromiso con este principio, con numerosos casos contra plataformas y proyectos por distribuir tokens sin registro ni documentación de exención. Estos precedentes confirman que la SEC interpreta su autoridad extensivamente respecto a tokens que otorgan intereses financieros.
El lanzamiento de Project Crypto no amplía la tokenización permitida de valores, sino que aclara el marco legal existente y moderniza la infraestructura de custodia y trading. Project Crypto busca facilitar que los intermediarios regulados ofrezcan servicios cripto a través de plataformas "super-app", coordinando la supervisión de la SEC y la Commodity Futures Trading Commission (CFTC). Sin embargo, no crea nuevas categorías de valores no regulados, sino que aborda cuestiones prácticas sobre qué normas de la ley de valores vigente se aplican a la negociación y liquidación blockchain. La SEC reconoce que, aunque permite custodia de activos digitales por intermediarios regulados, existen dudas sobre los requisitos de licencia para plataformas que ofrecen tanto activos no considerados valores con margen como valores tokenizados. Esta coordinación implica modernización de infraestructura, no transformación de la ley de valores.
Una distinción clave guía el cumplimiento para proyectos blockchain: los tokens que confieren derechos de gobernanza sobre parámetros técnicos del protocolo (votación en actualizaciones de red o seguridad, sin interés financiero) pueden evitar ser considerados valores pese a otras características. La SEC estableció en su orientación sobre DAOs que los tokens de gobernanza sin intereses financieros no constituyen automáticamente contratos de inversión. Sin embargo, los proyectos que combinan gobernanza y distribución financiera reciben mayor escrutinio. Los tokens que ofrecen participación en gobernanza junto a reparto de beneficios se clasifican como valores porque el componente financiero los convierte en vehículos de inversión. El análisis de la SEC evalúa el conjunto de circunstancias, no solo rasgos aislados del token. Un token promocionado como herramienta de gobernanza puede evitar la clasificación como valor si su valor secundario proviene de su utilidad en la red y no de la rentabilidad del emisor. Por el contrario, tokens similares promocionados como vehículos de inversión deben cumplir con la normativa de valores. Esta distinción refleja la postura de la SEC: el tratamiento regulatorio depende de la sustancia económica y las expectativas de los inversores, no solo de la arquitectura técnica.
Los patrones de cumplimiento muestran el compromiso sostenido de la SEC con la regulación de valores para tokens de inversión. Entre la creación del marco Howey y los últimos años, la SEC ha iniciado cientos de acciones contra proyectos cripto por distribuir valores no registrados. Estos casos implicaron asignaciones de tokens a insiders e inversores que esperaban apreciación por el desarrollo de la plataforma. La SEC sostiene que los tokens usados para recaudar capital para desarrollos blockchain son ofertas de valores, aunque incluyan derechos de gobernanza u otras funciones. Este enfoque continúa bajo Atkins, aunque la postura hacia tokens utilitarios y descentralizados sea más flexible. La agencia diferencia entre ampliar la claridad regulatoria para tokens funcionales y mantener la supervisión sobre ofertas de inversión. La armonización de Project Crypto con la CFTC aplica principios legales existentes a nuevas clases de activos y mecanismos de trading, sin crear exenciones para tokens similares a valores.
La evolución regulatoria bajo el liderazgo de Paul Atkins tiene repercusiones inmediatas para proyectos cripto y emisores de tokens que evalúan estructuras ICO. Determinar en qué categoría encaja una oferta de tokens define las obligaciones de cumplimiento, los plazos de financiación y las posibilidades de éxito.
Los emprendedores Web3 que lanzan tokens utilitarios o protocolos descentralizados pueden avanzar con mayor certeza de que sus ofertas eluden la clasificación como valores, siempre que mantengan una posición coherente. Antes de publicar whitepapers o iniciar distribuciones, los proyectos deben analizar rigurosamente la función económica principal de su token. Si los tokens realmente habilitan la participación en el protocolo, gobernanza ponderada por stake sin intereses financieros, o el uso de servicios en aplicaciones descentralizadas, la documentación que respalde el estatus de no-valor refuerza la posición ante la SEC. Las señales regulatorias más claras desde 2025 ofrecen mayores garantías frente al entorno opaco anterior. Los proyectos pueden citar declaraciones específicas de la SEC y Project Crypto al estructurar sus ofertas. Esto no elimina completamente el riesgo legal—los diseños novedosos requieren asesoría especializada en cumplimiento cripto—pero permite diseñar tokens sobre categorías legales ya establecidas, evitando navegar bajo presunciones de valor.
Por el contrario, los proyectos que buscan financiación mediante ofertas de tokens como activos financieros deben operar bajo marcos legales explícitos. La nueva regulación no ha creado exenciones para ICOs de inversión; simplemente ha establecido límites claros para ofertas no registradas. Las ofertas de tokens con intereses financieros empresariales deben recurrir a exenciones mini-IPO del Reglamento A+, estructuras privadas del Reglamento D, o completar el registro ante la SEC. Estos caminos requieren extensa documentación legal, verificación de inversores acreditados y obligaciones de cumplimiento continuas. El coste y la complejidad disuaden proyectos pequeños, pero la claridad jurídica facilita la estructuración de ofertas conformes para necesidades reales de capital. Gate y otras plataformas aplican estándares de diligencia para asegurar que los tokens listados cumplen sus clasificaciones. Cada vez más, las plataformas rechazan listados de proyectos sin documentación clara, conscientes de los riesgos regulatorios por incumplimiento de valores.
El impacto en la economía de los tokens y las estrategias de distribución marca diferencias respecto al periodo anterior a 2025. Ahora los proyectos pueden diseñar mecanismos de staking sin activar preocupaciones legales, siempre que estructuren requisitos de participación activa. Los pools de minería y redes de validadores operan con una claridad regulatoria antes inexistente. Esto permite modelos criptoeconómicos más avanzados, donde los tokens realmente funcionan como mecanismos de participación y no como vehículos de inversión pasiva. Los proyectos ya no enfrentan la disyuntiva entre cumplimiento total para tokens de inversión u operar en la sombra. El marco de tres categorías habilita modelos legítimos en todo el espectro utilitario. Desarrolladores blockchain antes reticentes por temor a la ley de valores pueden ahora citar orientaciones específicas de la SEC sobre staking, minería y tokens utilitarios.
Los inversores en cripto también se benefician de marcos clarificados. Antes, distinguir entre una oferta utilitaria legítima y una no registrada de valores requería análisis legal avanzado. La nueva regulación de la SEC ofrece categorías definidas para evaluar ofertas. Los inversores pueden consultar a especialistas en cumplimiento cripto con declaraciones explícitas de la SEC que distinguen ofertas reguladas y no reguladas. Esta transparencia reduce asimetrías de información que perjudicaban al inversor minorista. Los inversores acreditados en ofertas del Reglamento D pueden estructurar inversiones con la documentación pertinente. La claridad regulatoria permea todo el ecosistema, desde plataformas ICO hasta mercados secundarios. Los exchanges pueden consultar la orientación de la SEC para clasificar tokens, evitando la ambigüedad. Este sistema reduce decisiones arbitrarias de deslistado y crea marcos sostenibles para plataformas Web3.
El nuevo marco regulatorio no elimina el riesgo de sanción de la SEC para ofertas no conformes. Los proyectos siguen bajo vigilancia por violar normas de valores si ofrecen contratos de inversión no registrados. La clave está en la claridad sobre qué acuerdos quedan dentro o fuera del ámbito regulatorio. Los proyectos que clasifican intencionadamente tokens de inversión como utilitarios para eludir la normativa se exponen a sanciones más graves. El historial de la SEC demuestra consistencia en perseguir caracterizaciones engañosas. Los actores honestos que cumplen con los marcos clarificados se benefician de certeza regulatoria, mientras que los infractores enfrentan consecuencias más severas. Este enfoque incentiva la conformidad genuina y desincentiva el arbitraje regulatorio.
A largo plazo, la claridad regulatoria impulsa el desarrollo del ecosistema Web3 gracias a la modernización de infraestructuras. La coordinación entre la SEC y la CFTC reduce requisitos duplicados para plataformas con múltiples clases de activos. Los intermediarios pueden estructurar sistemas de custodia, trading y liquidación de activos digitales con aprobación regulatoria. Esto permite infraestructuras financieras más sofisticadas, antes limitadas por la incertidumbre jurisdiccional. La combinación de clasificación de tokens clarificada y trading modernizado favorece la adopción institucional de activos blockchain legítimos. Inversores y desarrolladores ahora pueden operar bajo parámetros legales definidos, acelerando la integración mainstream de proyectos conformes. El cambio sísmico en la política de la SEC, de presunciones generales a análisis por categorías, muestra que innovación y regulación pueden convivir cuando los marcos reconocen las diferencias tecnológicas y económicas de los activos blockchain.











