Recientemente, un visionario tecnológico compartió unas reflexiones que realmente hacen pensar: no podemos limitarnos a luchar sin descanso contra los problemas. ¿Qué es lo que impulsa a la humanidad hacia adelante? Es la emoción por lo que viene—la exploración, los momentos de avance, esas cosas que te hacen querer levantarte al día siguiente. Esta mentalidad resulta especialmente relevante ahora, cuando los ciclos de innovación se están acelerando. Ya sea en el espacio, la inteligencia artificial o la tecnología descentralizada, el verdadero motor no es arreglar los líos del pasado, sino construir algo que realmente merezca la pena y despierte entusiasmo.