Cuando ganas tres mil al mes, te das cuenta de que ninguna chica en el mundo te conoce realmente; todas parecen puras e intocables, como si guardaran su virtud.
De verdad, hasta los mosquitos en verano desprecian tu sangre por ser demasiado pobre y ni ganas tienen de picarte.
Cualquier cosa que digas es conversación forzada, todo lo que hagas está mal.
Pero cuando cobras treinta mil al mes, oye, qué curioso.
Caminas con más confianza, hasta tu forma de hablar se vuelve más graciosa, y ese gusto tuyo que antes no destacaba, ahora resulta ser “único y original”.
De repente, hay chicas a tu alrededor que te ven como “muy varonil” y “bastante fiable”.
Y cuando ya cobras cien mil al mes o más...
Ahí la cosa se pone interesante.
Da igual si te has casado o la edad de tus hijos, ya no importa.
Eres como una hormona andante, todo en ti desprende atractivo. Descubres que aquellas chicas “puras e intocables” en realidad son bastante accesibles.
Un sinfín de bellezas que antes ni te atrevías a soñar aparecen en tu vida de mil maneras, para hablar contigo sobre la vida, los sueños y hasta sobre... por qué brillan los relojes fluorescentes por la noche.
Así que, hombre, deja de pensar todo el día en cómo agradar a alguien o cómo montar algo romántico.
Eso son preguntas opcionales, no obligatorias.
El saldo de tu cuenta bancaria es tu verdadero currículum.
La primera página, en negrita, bien destacada.
Haz que esa página luzca bien antes que nada, eso es lo que de verdad importa.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Recompensa
Me gusta
4
Republicar
Compartir
Comentar
0/400
EatPig'sTrotterRiceEveryDay.
· 12-07 11:53
Jajajajaja, ¿de dónde lo copiaste esta vez?
Ver originalesResponder0
Ver más
GateUser-09246a71
· 12-07 11:53
Vale, abre la estrategia. Voy a caminar dejando huella.
Cuando ganas tres mil al mes, te das cuenta de que ninguna chica en el mundo te conoce realmente; todas parecen puras e intocables, como si guardaran su virtud.
De verdad, hasta los mosquitos en verano desprecian tu sangre por ser demasiado pobre y ni ganas tienen de picarte.
Cualquier cosa que digas es conversación forzada, todo lo que hagas está mal.
Pero cuando cobras treinta mil al mes, oye, qué curioso.
Caminas con más confianza, hasta tu forma de hablar se vuelve más graciosa, y ese gusto tuyo que antes no destacaba, ahora resulta ser “único y original”.
De repente, hay chicas a tu alrededor que te ven como “muy varonil” y “bastante fiable”.
Y cuando ya cobras cien mil al mes o más...
Ahí la cosa se pone interesante.
Da igual si te has casado o la edad de tus hijos, ya no importa.
Eres como una hormona andante, todo en ti desprende atractivo. Descubres que aquellas chicas “puras e intocables” en realidad son bastante accesibles.
Un sinfín de bellezas que antes ni te atrevías a soñar aparecen en tu vida de mil maneras, para hablar contigo sobre la vida, los sueños y hasta sobre... por qué brillan los relojes fluorescentes por la noche.
Así que, hombre, deja de pensar todo el día en cómo agradar a alguien o cómo montar algo romántico.
Eso son preguntas opcionales, no obligatorias.
El saldo de tu cuenta bancaria es tu verdadero currículum.
La primera página, en negrita, bien destacada.
Haz que esa página luzca bien antes que nada, eso es lo que de verdad importa.