Ahora mismo hay tres grandes interrogantes sobre los mercados, y podrían cambiarlo todo en 2025.

Primero: ¿estamos entrando en una nueva guerra fría? Las tensiones geopolíticas ya no son solo titulares: están reconfigurando las cadenas de suministro y obligando al capital a tomar partido. Luego está el comodín de los aranceles. Si las políticas comerciales de Trump realmente se aplican a gran escala, podríamos enfrentarnos a obstáculos para el PIB global que aún nadie ha descontado del todo.

Y aquí llega la gran pregunta que surge en todas las conversaciones de los traders: ¿la IA es realmente revolucionaria o estamos viendo inflarse otra burbuja clásica en tiempo real? Las valoraciones son disparatadas, el bombo es omnipresente, pero los modelos de negocio sostenibles siguen siendo bastante difusos.

Lo más curioso es que estos tres hilos no van por separado: están entrelazados. Las guerras comerciales podrían acelerar la carrera armamentística de la IA. La dinámica de guerra fría podría, de hecho, apuntalar el gasto en tecnología. O todo podría desmoronarse a la vez.

De cualquier modo, el panorama macroeconómico para los próximos doce meses acaba de volverse mucho más complicado.