He visto a demasiada gente tropezar en el mundo cripto, y uno de mis colegas es un caso especialmente típico.

Siempre cree que puede leer el mercado: si sube un poco, entra corriendo; si baja un par de veces, se asusta y liquida todo. Va de un lado para otro, y los números de su cuenta cada vez se ven peor, mientras él está cada vez más ansioso. En el momento más desesperado, me preguntó qué hacer.

No le recomendé ningún indicador ni estrategia, solo le solté una verdad simple:
"Compra cuando toque comprar, vende cuando toque vender, y si no hay señal, no te muevas a lo loco."

¿Suena a obviedad? Pero justamente esta es la regla de hierro más difícil de seguir en el trading.

Muchos pierden dinero no porque no sepan leer el mercado, sino porque no pueden controlar sus impulsos. Ven que sube y quieren perseguir, ven que baja y quieren huir, y todo el proceso está completamente guiado por las emociones. En el fondo, eso no es trading, es apostar.

Pero para seguir esta regla hay una condición previa: primero tienes que tener claro cuáles son tus puntos de compra y venta.

Por muy buena que sea la estrategia de otro, la tolerancia al riesgo, el capital disponible y los hábitos personales son diferentes, así que copiarla tal cual casi nunca funciona. Hay que crear un conjunto de reglas adaptadas a la situación de cada uno.

Con reglas, no te desestabilizas por cada movimiento del mercado. Si sube, no te emocionas; si baja, no te asustas. Simplemente sigues tu plan.

En el mercado actual, los altibajos son constantes. Los que no tienen reglas, cuando sube se creen dioses y cuando baja sienten que el mundo se hunde: las emociones van en montaña rusa, y la cuenta también.

Los que realmente sobreviven no lo hacen por adivinar subidas o bajadas, sino por disciplina.

Una vez tienes tus reglas, lo que queda es cumplirlas a rajatabla. El mercado no se va a detener porque tú estés nervioso, pero sí puedes evitar moverte sin sentido.