Os cuento un caso real cercano: un amigo vendió criptomonedas el mes pasado y buscó un comprador que ofrecía un precio alto. El dinero le llegó, pero en menos de 48 horas le congelaron la cuenta. Fue a comisaría a dar explicaciones, y lo primero que le preguntó el policía fue: "¿Sabes qué antecedentes tiene el comprador?" Se quedó completamente en shock.

Esto me ha hecho espabilar: sacar dinero no es solo darle a unos cuantos botones en la pantalla. Ahora, antes de operar, me aseguro de cumplir a rajatabla estos puntos:

**El contraparte debe pasar un filtro.** No te dejes llevar solo por un precio atractivo. Hay que comprobar antigüedad de la cuenta del comprador, volumen de operaciones históricas, si está verificado... esa información básica hay que tenerla clara. Si me encuentro a uno con cuenta nueva, que mueve grandes cantidades y tiene prisa por cerrar la operación, lo descarto directamente — prefiero ganar menos que meterme en líos.

**Conserva todo el historial de chat.** Desde la negociación del precio hasta la confirmación del pago, hago capturas de cada conversación y las guardo. Si surge algún problema, son las "pruebas de inocencia" que puedes aportar.

**Haz copia de seguridad de los datos del pedido al momento.** Muchas plataformas solo conservan los datos medio año; cuando caducan, desaparecen para siempre. Ahora, nada más terminar la operación, descargo los detalles del pedido junto con el comprobante de transferencia y lo guardo todo en la nube.

En resumen, el mundillo cripto es peligroso. Crees que estás haciendo una operación normal y, sin darte cuenta, puedes acabar recibiendo dinero sucio. Al final no solo te congelan los fondos, sino que puedes acabar acusado de colaborar con delitos — y eso puede suponer cárcel.

Dedica diez minutos a hacer bien los deberes; es mucho mejor que pasarte semanas dando explicaciones.