Los reguladores europeos están impulsando una revisión importante en la supervisión de las empresas cripto. La Comisión Europea acaba de presentar una propuesta que transferiría las funciones de concesión de licencias y supervisión de las autoridades nacionales a la ESMA, el organismo de supervisión de valores de la UE. ¿Por qué este cambio? Intentan solucionar el caos de aplicación desigual que creó MiCA entre los Estados miembros. Distintos países, distintas normas, distintos estándares. Esa fragmentación ha sido un quebradero de cabeza para las empresas que operan a nivel transfronterizo. ¿El plan? Centralizar todo el proceso. Un solo regulador, un solo marco normativo, operaciones transfronterizas más fluidas. Es parte de un impulso más amplio para unificar la supervisión de los mercados financieros en todo el bloque y hacer que el entorno regulatorio sea menos confuso para las empresas cripto que navegan por múltiples jurisdicciones.