Según informes, un importante promotor inmobiliario respaldado por el Estado está buscando aplazar de nuevo el plazo de reembolso de otro bono nacional. Esta medida señala una presión de liquidez cada vez mayor que enfrenta el gigante inmobiliario en apuros.

La solicitud de alivio de la deuda por parte de la empresa marca el último capítulo de una crisis de liquidez continua que ha estado afectando a la compañía durante meses. Los observadores del sector ven esto como una prueba más de que incluso las empresas con vínculos gubernamentales no son inmunes a los retos generales que afectan al sector.

Los participantes del mercado están siguiendo de cerca el desarrollo de esta situación. Las dificultades del promotor para cumplir con sus obligaciones plantean dudas sobre la salud de otras empresas similares en el sector y sobre los posibles efectos secundarios que podrían surgir en todo el sistema financiero.

Para los inversores que siguen de cerca la exposición inmobiliaria y el riesgo crediticio, este acontecimiento añade otro dato a la creciente lista de señales de advertencia. El patrón de pagos aplazados sugiere que la empresa está ganando tiempo mientras intenta resolver los problemas de su balance, una estrategia que podría requerir bastante tiempo para resolverse.