Eric Trump ha lanzado recientemente una idea: el Bitcoin es una mejor inversión que el sector inmobiliario. Que esto lo diga alguien de una familia que ha hecho su fortuna con el ladrillo, tiene su gracia. Es como si el dueño de una cadena de restaurantes dijera de repente que el futuro está en la comida para llevar: o ha visto algo que los demás no, o ya tiene una nueva jugada preparada.

**¿Qué se esconde detrás de estas palabras?**

Cuando una celebridad recomienda algo, rara vez es un simple consejo desinteresado. El momento, el lugar y la audiencia a la que se dirige pueden ser incluso más relevantes que el mensaje en sí. En el mercado cripto, las voces influyentes pueden mover directamente el ánimo y el flujo de capital. ¿De verdad cree en este sector o está allanando el camino para ciertos intereses? Nadie te dará la respuesta correcta a esa pregunta.

**El Bitcoin y el sector inmobiliario no son lo mismo**

¿Qué es el sector inmobiliario? Un activo tangible, que se puede alquilar o habitar, cuyo valor depende de la ubicación, las políticas y los movimientos de población. Su ventaja es la estabilidad y la previsibilidad; su desventaja, la baja liquidez y las altas barreras de entrada.

¿Y Bitcoin? Una cadena de código cifrado que circula globalmente, cuyo principal atractivo es la descentralización, la escasez y la resistencia a la censura. Su encanto reside en la volatilidad y el potencial de crecimiento, pero ese mismo riesgo es su mayor peligro.

Decidir cuál es "mejor" es como preguntar si es mejor un avión o un coche: depende de adónde vayas y de si puedes soportar los baches del viaje. Quienes buscan crecimiento explosivo se sentirán atraídos por la elasticidad de Bitcoin; quienes buscan un flujo de caja estable, ni siquiera lo considerarán.

**El consejo de inversión más caro suele salir de la boca de una celebridad**

Eric Trump no va a asumir tus pérdidas. Su patrimonio, su tolerancia al riesgo y su acceso a la información están en otra liga respecto al inversor medio. Puede que esté posicionándose para dentro de diez años, mientras que si tú le sigues, quizá no aguantes ni la corrección del mes que viene.

Recuerda esta máxima: cuando el gran barco cambia de rumbo, los primeros en volcarse siempre son los pequeños botes que navegan a su lado.