Alguien acaba de presentar la propuesta DAO más disparatada que he visto esta semana: recaudar fondos de forma colectiva para hacer un pago único con el fin de convencer a cierto amante del oro de que se retire permanentemente de las conferencias de cripto y desaparezca de las redes sociales.

Ya sabes de quién hablamos—ese tipo que lleva más de una década criticando Bitcoin mientras ha pasado de cifras de dos dígitos a seis. La paciencia de la comunidad se está agotando.

¿Funcionaría siquiera? Probablemente no. Pero el hecho de que la gente esté debatiendo seriamente mecanismos de gobernanza para financiar un poco de paz y tranquilidad digital dice mucho sobre lo agotador que se ha vuelto el constante negativismo. Quizá esa sea la verdadera noticia aquí—no la propuesta en sí, sino lo que revela sobre el sentir de la comunidad cuando alguien se convierte más en meme que en crítico relevante.