Las grietas en el sector inmobiliario de China siguen ampliándose. Los crecientes problemas de deuda de Vanke, junto con el repentino apagón de las cifras de ventas y el endurecimiento de los controles de información, dibujan un panorama preocupante. No se trata de incidentes aislados, sino de síntomas de una inestabilidad más profunda. Cuando un gran promotor inmobiliario tiene dificultades y la transparencia desaparece, es señal de que las autoridades podrían estar preparándose para resultados aún peores. Para cualquiera que siga los riesgos macroeconómicos globales, esto es relevante. Las dificultades en el sector inmobiliario de la segunda mayor economía del mundo no se quedan contenidas: se propagan a los mercados de crédito, a las materias primas y al sentimiento de los inversores en todo el mundo. La cuestión no es si la situación parece mala, sino cuánto peor puede llegar a ser antes de tocar fondo.