Recientemente he revisado el historial de operaciones del último mes y me ha dado mucho que pensar.

En 33 días, la cuenta pasó de 1200 U a 140.000 U. No es cuestión de talento innato, sino de haber cambiado por completo mi enfoque de trading.

Antes también perseguía las modas y hacía all-in, y el resultado era que la cuenta era como una montaña rusa: subía rápido, pero las pérdidas llegaban aún más rápido. Después lo entendí: no se trata de apostar por la dirección correcta, sino de dejar que la cuenta “viva” por sí misma.

Ahora mi estrategia es muy sencilla, pero requiere aún más autocontrol a la hora de ejecutarla:

**Solo tomo movimientos de entre el 8% y el 15%**
Cuando llega el objetivo, salgo, sin avaricia. No persigo el mercado, por loco que esté, porque siempre habrá una nueva oportunidad.

**Las ganancias se usan para aumentar posiciones, el capital inicial se protege a toda costa**
Solo me arriesgo con lo ganado; el capital base es la línea roja. Así, aunque me equivoque, nunca será una pérdida grave.

**Máximo 1-2 operaciones al día**
No es miedo a perder oportunidades, es miedo a perder la cabeza. Si pierdo el ritmo, las emociones toman el control y entonces la liquidación está cerca.

En la operación de ZEC hice justo esto: no porque lo viera clarísimo, sino porque seguí el plan de take profit a rajatabla. Muchos se ríen de que soy demasiado conservador, pero prefiero ir más lento a volver a quedarme mirando la gráfica tras una liquidación total.

Algunos amigos dicen que esta estrategia es demasiado lenta, que dónde está la emoción de hacerse rico de la noche a la mañana.

Pero la realidad es que aquellos que siempre buscan el x10 ya han dejado sus cuentas a cero varias veces; en cambio, quienes van despacio y con constancia, casi sin darse cuenta, cada vez tienen más U.

El mercado de las criptomonedas es un amplificador de emociones. Cuanto más prisa tienes, más pierdes; cuanto más tranquilo eres, más tiempo sobrevives.

Ahora solo tengo un principio en mi trading: **hacer crecer la cuenta de forma saludable, no jugármelo todo a una sola carta.**

Cuando el mercado está eufórico, los demás celebran; yo repaso mis operaciones.
Cuando el mercado sangra, los demás venden en pánico; yo espero nuevas oportunidades.

No dependo de la suerte, solo de la disciplina y la paciencia. Ese es, quizá, mi mayor aprendizaje de estos 33 días.